ACÚSTICA SUBMARINA
por Emilio del Saz
por Emilio del Saz
El sonido en el vasto y profundo océano es una forma de energía que se propaga de manera fundamental para la vida marina, pero la creciente actividad humana está alterando drásticamente el paisaje sonoro submarino, con consecuencias significativas para su fauna. Este artículo explora qué es la acústica submarina, cómo se mide la contaminación acústica, sus principales fuentes, sus efectos en la fauna, la legislación existente y las soluciones tecnológicas en desarrollo.
La acústica submarina, también conocida como hidroacústica, es el campo de estudio que investiga la propagación del sonido en el agua y la interacción de las ondas mecánicas, que son ondas de presión (sonido), con el medio acuático y sus límites. Este medio puede ser oceánico, lacustre o incluso un tanque. Las frecuencias típicas analizadas en la acústica submarina abarcan un ancho de banda de 10 Hz a 1 MHz.
Este campo está estrechamente relacionado con diversas disciplinas como el sonar, la transducción, el procesamiento de señales, la oceanografía acústica, la bioacústica y la acústica física, lo que lo convierte en una ciencia multidisciplinar. En el agua, el sonido se propaga aproximadamente cuatro veces más rápido que en el aire, lo que lo convierte en el medio más eficaz para las comunicaciones subacuáticas a larga distancia, ya que las ondas electromagnéticas se propagan muy mal en el agua salada.
La medición del ruido subacuático es crucial para comprender su impacto. La hidroacústica utiliza tecnología de sonar para monitorear características físicas y biológicas submarinas. Se distinguen dos enfoques principales:
Para el monitoreo se emplean sistemas de Monitoreo Acústico Pasivo (PAM). Estos equipos básicos incluyen hidrófonos, cables de arrastre, pesos para hundir los cables, una unidad de procesado del PAM y un ordenador. Software especializado como PAMGuard permite detectar, localizar y clasificar vocalizaciones de mamíferos marinos.
El ruido se mide en decibelios (dB) con una referencia de 1 micro Pascal (µPa). Se utilizan parámetros como el valor cuadrático medio (RMS) de la presión acústica. Además, el análisis se realiza en octavas y tercios de octava, lo que se aproxima al procesamiento espectral del oído humano y es una buena referencia para entender la audición de otros mamíferos.
Existen metodologías para la evaluación del impacto de ruido submarino, como el enfoque basado en el riesgo (Risk-Based Approach) y la metodología basada en zonas de influencia de ruido, ambas fundamentadas en el análisis de los componentes emisor-propagación-receptor.
El ambiente marino es naturalmente ruidoso debido a fuentes biológicas (animales), geológicas (viento, olas, lluvia, hielo, actividad sísmica) y antropogénicas. Sin embargo, la actividad humana ha incrementado significativamente los niveles de ruido ambiental en las últimas décadas. Los principales focos de ruido antropogénico son:
El ruido antropogénico en el océano es un problema medioambiental grave y a menudo subestimado. El sonido es la modalidad sensorial primaria para muchos animales marinos, fundamental para su comunicación a larga y corta distancia, navegación, búsqueda de alimento y evitación de depredadores. Debido a que la luz penetra mal en el agua, el sonido se convierte en su sentido más vital.
Los efectos negativos del ruido en la fauna marina pueden clasificarse por su gravedad:
Estos impactos pueden tener consecuencias devastadoras en las poblaciones marinas, incluyendo reducciones en el tamaño poblacional, la biomasa total, cambios en la estructura de edad, la distribución espacial y la diversidad genética.
La contaminación acústica marina está reconocida en el Derecho Internacional, con instrumentos normativos y resoluciones de diversas instituciones. Hay una mayor sensibilidad al respecto, lo que se traduce en la exigencia de evaluaciones de impacto acústico submarino en los Estudios de Impacto Ambiental.
Un marco regulatorio importante es la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina de la Unión Europea de 2008, que resalta la preocupación por el impacto del ruido submarino. El Descriptor 11 de esta directiva se enfoca específicamente en que «la introducción de energía, incluido el ruido submarino, se realice a niveles que no afecten negativamente al medio marino». La metodología basada en el análisis de riesgo se considera fundamental para sustentar cualquier regulación o decisión sobre sistemas de mitigación de ruido submarino.
Un ejemplo concreto de regulación es la implementación de Áreas de Manejo Estacional (SMAs) en Estados Unidos, con restricciones de velocidad para embarcaciones (10 nudos o menos) en ciertas épocas del año, para proteger a especies vulnerables como la ballena franca del norte de colisiones fatales.
Para combatir la contaminación acústica, se están desarrollando y aplicando diversas tecnologías y estrategias:
La evolución de la acústica submarina es un testimonio de la continua búsqueda humana por comprender y gestionar el complejo entorno oceánico, ahora con un enfoque creciente en la protección de su biodiversidad frente a los efectos del ruido antropogénico.